Tahdziú sale de pobre, Progreso se hunde en el rezago y en una hoguera de vanidades
YUCATÁN.- Con un presupuesto infinitamente más bajo que Progreso, el ayuntamiento de Tahdziú, considerado el municipio más pobre de Yucatán, ha realizado en los últimos 12 meses acciones más contundentes de bienestar que el vanidoso alcalde del puerto, Julián Zacarías Curi.
Obras como calles nuevas, entrega de apoyos sociales, limpieza constante del municipio, saneamiento del basurero municipal, entrega de pescado para procurar una mejor alimentación de los ciudadanos, así como las institucionales campañas de descacharrización y otras junto con el gobierno del estado, son algunas de las muchas acciones que ha hecho la alcaldesa Teresa Yervez.
Por el contrario, en el puerto de Progreso, uno de los municipios que manejan más recursos después de Mérida, las obras sociales y de beneficio para los ciudadanos brillan por su ausencia, pues el alcalde prefiere destinar millonarias sumas a la promoción de su imagen y de cosas que hoy en día, tras la crisis económica por la pandemia y la guerra en Ucrania, deberían pasar a segundo o incluso a tercer plano.
Julián Zacarías prefiere invertir en una playa para cerdos que mejorar las calles, parques y el entorno de las colonias y comisarías del puerto. No en vano los ciudadanos dicen que en Progreso los cerdos viven mejor que la gente.
Destinó un millonario presupuesto a la construcción de un Sendero Jurásico donde ni las moscas se paran, mientras la seguridad en el puerto parece de la era de piedra.
Lejos de atender los problemas sociales, como el alcoholismo, el pandillerismo, la desintegración familiar, Zacarías prefiere alabar su vanidad y fingir en redes sociales que todo está de maravilla en el puerto.
Cuando no le queda más y tiene que hacer una obra pública, se lo echa en cara a los ciudadanos, los regaña y les dice que son unos exigentes porque quieren más calles nuevas. Prácticamente les dice que no tienen llenadera, porque hacer obras públicas los distrae de su hoguera de vanidades, no solo en tiempo sino también en presupuesto.
Comparando a Tahdziú, el municipio más pobre de Yucatán, con el puerto de Progreso, uno de los municipios más ricos del estado, nos queda claro que no es lo mucho que tengas, sino cómo lo aplicas en beneficio de los ciudadanos.
Lo bueno es que Julián Zacarías ya no puede reelegirse, porque tal vez bastaría un trienio más para empobrecer a Progreso y dejarlo al borde de la extinción.