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Exhiben la brutal violencia que sufren los residentes de Ortopedia en el O’Horán

MÉRIDA, Yucatán.- Recibimos del doctor Jorge Moguel Canto un escrito en relación con un conflicto de residentes médicos en el Hospital O’Horán, donde fueron suspendidos dos residentes que cometían abusos y acoso laboral contra un residente de menor jerarquía.

Ante la reiterada violencia y bullying que sufría, el agraviado, el doctor Jorge Moguel Canto, recurrió a la dirección de Enseñanza de la Secretaría de Salud de Yucatán (SSY), que constató los abusos y procedió con la suspensión de los acosadores, los residentes Francisco B.P. y Katia P.S.C., quienes para zafarse de la sanción se hicieron a los mártires y convocaron a una paro de residentes de primero, segundo y tercer grado de ortopedia del O’Horán.

El caso se tornó mediático, pero ante las mentiras que difunden los sancionados y otras residentes a los que han convencido, el doctor Moguel Canto decidió exhibir los abusos, acoso y otro tipo de violencia que sufrió desde su ingreso a la residencia de ortopedia en el O’Horán.

A continuación, el escrito que nos compartió:

En relación con la protesta de residentes médicos adscritos al área de Ortopedia y Traumatología por un injusto cese de dos de sus compañeros con motivo de una denuncia que presenté ante la Secretaría de Salud por malos tratos, acoso y violencia laboral y académica de parte de los antes residentes de segundo año y ahora de tercer año Francisco B.P. y Katia P.S.C en contra de mi persona, quiero señalar que desde que inicié la residencia de primer año en marzo del año pasado, he sido maltratado, acosado y violentado laboral y académicamente de manera directa por la doctora Katia P.S.C. con el apoyo incondicional del médico de base Germán A. C. L., quien desde años anteriores al parecer se divierte maltratando y acosando laboralmente al residente de primer año que se le ocurra, en este caso fui yo, muchas veces he sido vejado, humillado, ofendido por este médico de base y la citada doctora Katia P.S.C., sufrí innumerables castigos injustificados y sin sentido, solamente para hacer sentir el poder de hacerlo y me mantuve callado porque en todo momento me amenazaron que si hablaba o reportaba esto me iría peor, contando en todo momento con el apoyo del jefe de residentes Francisco B.P. y en ocasiones de algunos otros residentes de segundo año, me impidieron el paso a quirófano, sabiendo que es primordial para el aprendizaje en esta especialidad la cirugía, mis rotaciones no fueron proporcionales, me asignaban a quirófano al salir de vacaciones y me dejaron más tiempo en el servicio de pases de visita, en ocasiones me retuvieron más tiempo del necesario, originando que llegara tarde al otro servicio en que debía llegar con el consecuente problema con el médico de base asignado a ese servicio, muchas veces sin motivo alguno me gritaban, ofendían y humillaron delante de mis compañeros, pacientes, personal de enfermería sin importarles el daño que me causaron, lo que me generó insomnio muchas noches sin poder dormir, me afectó en mi autoestima, una depresión profunda y mucha ansiedad, llegando en alguna ocasión a tener pensamientos autodestructivos y sé que muchas personas ya sea estudiantes, internos, residentes médicos han llegado al suicidio por la violencia que se da en los servicios de los hospitales no solo de nuestro Estado, sino Nacional e internacional, preocupando mucho a mi familia que no me ven bien en mi estado de salud y entendí perfectamente lo anterior porque me tocó vivirlo en carne propia en manos de estas personas Katia P.S.C., Francisco B.P. y Germán A.C.L., sin que a ellos les importara en lo más mínimo.

CASTIGOS SELECTIVOS

Los castigos fueron selectivos, siempre fueron más severos los que me impusieron a diferencia de mis otros compañeros R1, recurrí al maestro titular y la Jefa de Enseñanza del hospital y les puse de su conocimiento la manera en que fui tratado, sin que hicieran nada al respecto y solamente tuve como respuesta, que la puerta para irme era muy grande y que nadie me obligada a quedarme, es muy lamentable que la violencia y el acoso laboral y académico los hayan normalizado quienes tienen el poder de cambiar las cosas, porque es innegable que las Autoridades tienen conocimiento de su existencia, pero como a ellos les pasó, pues ahora es su turno de desquitarse o en ocasiones se encuentran impedidas de actuar porque los violentados como yo, tienen miedo a alzar la voz y quejarse porque sufren las represalias, como es mi caso en este momento en el cual personas que no me conocen y únicamente con la versión de los denunciados, gritan que soy un mentiroso y que busco afectar a dos compañeros residentes que no hicieron nada y deciden hacer un paro para mediáticamente conseguir lo que legalmente no pudieron, sin detenerme por un momento a analizar quién es la víctima y quienes los victimarios en este asunto, en el cual hubo denuncia de mi parte ante el Secretario de Salud, aporté pruebas, audios, capturas de pantalla en donde se aprecian la violencia con la que me trataron, díctámenes médicos del daño emocional que me causaron, una investigación seria de parte de las Autoridades de Enseñanza de la propia Secretaría de Salud, declaraciones de personas involucradas en el servicio de Ortopedia y Traumatología y reconocimiento expreso de la existencia de violencia y acoso laboral no solamente en mi contra, sino de otros compañeros que por miedo a represalias se quedaron callados.

Resulta irónico que seis de los residentes, ahora de segundo año, compañeros del suscrito, aparezcan en un video publicado igualmente el día de ayer en el Auditorio del hospital O’Horán, protestando contra la injusticia que se cometió por la baja de los residentes de tercer año Francisco B.P y Katia P.S.C. y manifestando a viva voz que nunca ha habido violencia ni malos tratos en el servicio de Ortopedia y Traumatología del propio hospital, son los mismos que el día 15 de agosto del año dos mil veintidós presentaron y firmaron un reporte ante la doctora Silvia Carolina Díaz Talavera, Coordinadora de Enseñanza, Capacitación e Investigación del Hospital Agustín O’Horán, quejándose, cito textual: para informarle sobre las arbitrariedades, abuso de poder y violencia verbal de la que hemos sido objetos por parte de la Dra. Katia P. S.C, residente de 2do año de Ortopedia, quien valiéndose de la jerarquía que ejerce sobre nosotros nos amedranta, regaña, intimida, hostiga en todo momento, hora y lugar, sin obtener de ella ni una enseñanza, haciendo que nos sintamos desmoralizados, cuando nuestro primer objetivo es aprender de esta institución con gran trayectoria a nivel nacional, motivo por el cual elegimos estar en ella.

Por mencionar algunos de los tantos ejemplos:

Ocultar información relacionada al manejo de los pacientes para posterior evidenciar nuestro desconocimiento al respecto con nuestros superiores; Referirse de manera grosera y despectiva hacia nuestra persona; Desear la evolución tórpida de los pacientes para poder tener repercusiones sobre nosotros. Documento que se encuentra en el archivo del departamento antes señalado.

Me queda claro una cosa, quien miente no soy yo, quien tuvo el valor de decir basta y alzar la voz para que cesen los maltratos, vejaciones, humillaciones, acoso y violencia laboral y académica fui yo, y espero que en algún momento, esas personas (residentes) que me llamaron mentiroso y me han vilipendiado, muchos de ellos, sabiendo perfectamente que no lo soy, nunca les pase y sientan lo que a mi me hicieron sentir las personas que ahora defienden,

Mis padres me enseñaron que cuando una persona hace lo correcto, nunca está solo y yo he hecho lo correcto, no solamente para mí, sino para los demás compañeros que por miedo y temor a represalias ahogan el sonido de su voz, abonando para las injusticias.

DR. JORGE ALEJANDRO MOGUEL CANTO

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