La vecina construye y le daña su pared, pero Desarrollo Urbano hace como que no ve
Desde hace año y medio padece por los «usos y costumbres» de su vecina chilanga en Juan Pablo Mulsay: le daña su casa y no quiere pagar. Dice que es culpa de los albañiles, no de ella.
MÉRIDA, Yucatán.- Desde hace año y medio la señora María I.B.M. vive un calvario por la prepotencia de su vecina chilanga, que se «colgó» de su pared para levantar una construcción de tres pisos, ante la complacencia de las autoridades municipales, que se han visto muy tibias para aplicar el reglamento de construcciones en Mérida y detener la irregularidad.
Desde diciembre de 2021 la agraviada recurrió a la Dirección de Desarrollo Urbano al ver que su vecina Angélica M.V.P. hacía uso indebido del permiso de construcción en su vivienda de la calle 15 entre 16 y 18 del fraccionamiento Juan Pablo Mulsay.
Por los daños a su propiedad, entre ellas una enorme fisura, María I.B.M. interpuso una denuncia penal, la cual no avanza porque la infractora no se presenta a las audiencias y las ha pospuesto una y otra vez.
Pese a que la obra de construcción tiene sellos de clausura, los albañiles no han parado de trabajar, aprovechan que los inspectores de Desarrollo Urbano dejaron abierto el paso por la puerta principal para entrar y salir.
Angélica M.V.P. es originaria de la Ciudad de México, compró una casa contigua a la de María I. y comenzó a construir para ampliar la vivienda. Para ello se «colgó» de una pared que corresponde a la sala de María, quien apenas notó esta anomalía fue a reclamarle a la recién llegada.
Prepotente como suelen ser algunos recién avecindados, le dijo que ya tenía los permisos de Desarrollo Urbano, que no iba a detener su construcción y que le hiciera como quisiera.
Para que procedieran los inspectores de Desarrollo Urbano tuvo que insistirles mucho, y cuando por fin colocaron los sellos de suspensión creyó que por fin iba a todo a solucionarse, pero no fue así.
Los albañiles continuaron como si nada y hoy la construcción de Angélica ya tiene los tres niveles, y la casa de la denunciante presenta severos daños estructurales, por los cuales la vecina no quiere responder.
Al principio de la obra los daños fueron valuados en 65 mil pesos. Angélica dijo que ella no va a pagar nada porque no es su responsabilidad, sino que es culpa de los albañiles. Hoy el monto de los daños ya aumentó y la denunciante está en espera de una nueva valuación para determinar el valor actual de los daños.
En Desarrollo Urbano alegan que no pueden intervenir sino hasta que concluya la construcción para que puedan determinar si hay afectación o no.
«No entiendo por qué no pueden detener la construcción si tiene los sellos de construcción, están actuando con total impunidad, incluso los contratistas se ríen de mí cuando llegan cada mañana a supervisar la obra, se les ve muy confiados de su impunidad, no hay otra forma de llamarle, es impunidad de ellos y corrupción de los inspectores de Desarrollo Urbano», expresa la agraviada.
«No sé cómo acostumbren construir de donde procede mi vecina, pero aquí estamos acostumbrados a que se cumpla la ley, al respeto entre vecinos, y no podemos permitir que esto se altere por inspectores corruptos y gente de fuera que quiera pasar por encima de los yucatecos», sentencia.