Marquesitas ‘Vito’, legalmente las más sabrosas de Mérida
Esteban Alonzo, próximo a graduarse como licenciado en Derecho, es un buen ejemplo de que se surgen cosas extraordinarias cuando se dan la mano las técnicas del emprendimiento y la cultura del esfuerzo.
MÉRIDA, Yucatán.- Cuando la cultura del esfuerzo y el emprendimiento se dan la mano surgen talentos extraordinarios como el joven Esteban Alonzo Martín, estudiante del noveno semestre de la licenciatura en Derecho, en la universidad «David Alfaro Siqueiros» de la colonia Miraflores.
Esteban proviene de una familia que se dedica a la venta de marquesitas, actividad que comenzó con un tío que le dio la oportunidad de trabajar desde pequeño para completar el sustento familiar.
No fue su primer empleo, porque Esteban desde niño ha tenido que trabajar para salir adelante junto con sus padres y hermanos, con los que vive en la colonia Vicente Solís.
Hoy Esteban está por concluir su licenciatura en Derecho y, como parte de este noveno semestre, cursa la materia de emprendimiento que le imparte la maestra Ana Baas, quien les proporciona herramientas y conocimientos a sus alumnos para que aprendan a hacer negocios, para que sean emprendedores en un mundo que cada vez cambia más aceleradamente, sobre todo tras la pandemia de COVID-19.
Los tiempos de crisis reducen las oportunidades laborales, de ahí la importancia de inculcar en los jóvenes la semilla del emprendimiento, asegura la profesora.
En Esteban, quien viene de la cultura del esfuerzo, esa semilla encontró una tierra fértil. Luego de trabajar con su tío y con un comerciante con el que terminó de perfeccionar su técnica para hacer marquesitas, pero también para aprender sobre el trato al cliente, hoy tiene su propio emprendimiento.
Tras quedarse sin empleo, decidió invertir los 25 mil pesos que tenía «levantados» (ahorrados) para mandar a hacer su propio carrito de marquesitas y tener su emprendimiento al que le puso el nombre de «Vito», que es un diminutivo modificado de su nombre.
Las clases de emprendimiento le han servido de mucho para impulsar su negocio, el cual combina con sus cátedras universitarias. El horario de la universidad le permite vender en las mañanas y parte de la tarde, porque es vespertino y nocturno, además de que solo va tres veces a la semana. Los días que no va a la escuela los dedica a elaborar sus marquesitas y a vender recorriendo las calles de la ciudad, siempre en busca de concurrencias y eventos.
Tras concluir la universidad, Esteban seguirá combinando su carrera profesional con su emprendimiento, pues le gusta mucho elaborar marquesitas, tratar con la gente y recorrer las calles de Mérida.
En cinco años espera ser un buen abogado, pero también administrar varios carritos de marquesitas con su marca «Vito».
Por lo pronto hoy Esteban pedalea por las calles de Mérida empujando su carrito de marquesitas, pero también sus sueños de salir adelante y tener un mejor futuro para su familia.
Si lo ven por ahí, no duden en comprarle porque además de disfrutar una deliciosa y crujiente marquesita, con el punto exacto de sabor, estarán apoyando a un joven extraordinario, ejemplo de que surgen cosas buenas cuando la cultura del esfuerzo y las técnicas del emprendimiento se dan la mano.