Proyecto de energía eólica detrás del conflicto en el ejido de Ixil
Un «tiburón» español, Sergio Oceransky, mal asesora al ejido de Ixil, manipulando los hechos para su beneficio personal, debido a que su principal objetivo es utilizar las tierras para instalar torres de energía eólica, bajo el pretexto de fomentar el desarrollo sustentable.
MÉRIDA, Yucatán.- En un giro inesperado en la ya tensa situación del ejido de Ixil, se ha puesto al descubierto la influencia de Sergio Oceransky, un empresario español vinculado a proyectos de energía eólica, en medio de los conflictos de tierras que han sacudido la región.
La comunidad de Ixil, tradicionalmente tranquila, ha visto cómo su entorno se ha convertido en un campo de batalla legal y social, con denuncias y acciones que han alcanzado un nuevo nivel de complejidad debido a la intervención de actores con intereses ocultos.
Agosto del 2023 marcó un punto de inflexión cuando varios predios de propiedad privada fueron desalojados por elementos de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) de Yucatán, en una operación que también ha visto la intervención frecuente de la Fiscalía General del Estado (FGE).
Estos desalojos son el resultado de una larga disputa territorial, donde la intervención de terceros ha generado gran tensión.
Sergio Oceransky, un nombre hasta ahora poco conocido en el entorno local, sin embargo, es la figura central en el conflicto de tierras que en su momento generó tensión y violencia.
Investigaciones recientes sugieren que Oceransky ha estado asesorando mal al ejido de Ixil, manipulando la situación para su beneficio personal, debido a que su verdadero objetivo es utilizar las tierras para instalar torres de energía eólica, bajo el pretexto de fomentar el desarrollo sustentable, esto ante la cercanía con la costa de Yucatán y el crecimiento de este negocio en la región.
La investigación ha revelado que el verdadero interés de Oceransky es acumular ganancias a través de estas instalaciones, en asociación con el empresario Benigno Villarreal del Río, con oficinas en Nueva York y un pie en el negocio de las energías renovables.
Sergio Oceransky se ha posicionado como un defensor de los derechos ejidales y ambientalista. Sin embargo, su estrategia parece orientada a engañar a los campesinos y a la opinión pública, aprovechando terrenos que, a pesar de estar en manos de ejidatarios influenciados por él, son de propiedad privada y están lejos de permanecer en abandono.
La comunidad de Ixil, así como las autoridades mexicanas, han comenzado a responder con un rechazo público considerable hacia las acciones de Oceransky y su compañía.
Este caso destaca no solo las complejidades de la gestión de tierras y los derechos ejidales en México, sino también los riesgos de la intervención extranjera en asuntos locales sin un entendimiento completo y respetuoso de las leyes y la cultura local.
A medida que el caso avanza, la comunidad de Ixil y las partes afectadas buscan claridad y justicia. La esperanza es que la resolución de este conflicto pueda ofrecer lecciones sobre la importancia de una gestión de tierras transparente y justa, así como sobre la necesidad de vigilancia contra aquellos que buscarían explotar las tierras y a sus verdaderos dueños para beneficio propio.
Este artículo busca arrojar luz sobre las motivaciones ocultas detrás de los recientes conflictos en Ixil, subrayando la importancia de una investigación y acción legal rigurosa para proteger los derechos de la tierra y promover un desarrollo verdaderamente sostenible y justo.