Yucatán

Tekit, una semana de heridas abiertas y la paz alterada

-Para hoy invitaron a una marcha por la paz, pero todo indica que la convocatoria no será la esperada, pues la gente no quiere salir por temor a que los puedan detener. Alegan que la policía y el gobierno no quieren soluciones, únicamente buscan quedar bien aunque para eso tengan que echarle sal a las heridas abiertas.

TEKIT, Yucatán.- A una semana de los trágicos y lamentables sucesos en Tekit, la anhelada paz y vuelta a la normalidad aún no llega a la Capital de la Guayabera, que todavía no encuentra la sanación para las heridas que quedaron abiertas.

Para hoy invitaron a una marcha por la paz, pero todo indica que la convocatoria no será la esperada, pues la gente no quiere salir por temor a que los puedan detener. Alegan que la policía y el gobierno no quieren soluciones, únicamente buscan quedar bien aunque para eso tengan que echarle sal a las heridas abiertas.

En su transmisión de Facebook Live de los lunes, el gobernador Joaquín Díaz Mena dijo que lo sucedido en Tekit es un reflejo de lo que se dejó por la comunidad, pero también para su administración representa una oportunidad para hacer eso que se abandonó.

Por ahí comentaron que el problema de las drogas y la desintegración familiar es producto de la pobreza extrema y la marginación, pero nada más alejado de la realidad porque Tekit, gracias a la industria textil, con la fabricación de guayaberas y otras prendas, ha tenido un despegue económico.

Tekit ha logrado lo que muchos municipios yucatecos anhelan: dar empleo a su gente en la propia comunidad, es decir, que la gente no tenga que viajar a Mérida todos los días para trabajar. Lamentablemente este alivio económico llegó sin un acompañamiento social que permita a las familias acrecentar su patrimonio mediante la inversión, la educación y el crecimiento emocional.

Con el fortalecimiento de la economía tekiteña también llegaron muchas amenazas sociales, como el alcoholismo, la drogadicción y la desintegración de las familias.

Lamentablemente ningún ayuntamiento se puso las pilas para atender estos problemas, que fueron creciendo hasta desembocar en aquella fatídica noche del 27 de enero, que marcó para siempre a Tekit.

Hoy lo que queda es sanar heridas, atender las causas de los problemas sociales, acompañar a los tekiteños en su crecimiento económico, social y emocional. Que sea una comunidad próspera, pero también sana. Lo demás es historia.

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