Suspenden las fumigaciones agrícolas aéreas en Yucatán
MÉRIDA, Yucatán.- Tras una reunión el miércoles 20 de octubre en Tizimín, la Secretaría de Desarrollo Rural, la presidencia de la Comisión de Desarrollo Agropecuario del Congreso del Estado, las uniones ganaderas de Yucatán y la APSAY acordaron detener inmediatamente las fumigaciones de agrotóxicos con avioneta o helicóptero en todo el territorio de Yucatán.
También coincidieron en que por el bien del medio ambiente, la producción agropecuaria y las personas, se debe transitar hacia modelos sostenibles en la producción rural.
Como resultado de esta reunión, se acordó una agenda de trabajo conjunto, cuyos fines son explorar e implementar en el estado modelos sostenibles de producción agropecuaria y lograr, con carácter de urgente, la suspensión permanente de las fumigaciones con avioneta y helicóptero en Yucatán.
El pasado 24 de septiembre, representantes de la Agrupación de Productores por la Sostenibilidad Agropecuaria de Yucatán (APSAY) dieron a conocer los daños a cultivos, apiarios y comunidades provocados por fumigaciones aéreas del herbicida 2-4D Amina, llevadas a cabo el 29 de julio por la empresa Impulsora Agroquímica del Sureste, propiedad de Fredy Alonso Coral Sabido, en el rancho San Rafael, cerca de la comunidad de Yaxchekú en el municipio de Tizimín.
Las fumigaciones aéreas en la zona han continuado; la última detectada fue el pasado sábado 15 de octubre en el rancho Santa María, ubicado en la misma zona que San Rafael. Ambos ranchos son propiedad de Luis Ochoa, quien posee varios predios en la región.
Con el fin de encontrar soluciones definitivas a este problema que históricamente ha dañado al sector apícola y a diversas comunidades, y que hasta la fecha persiste, la APSAY sostuvo una reunión el 4 de octubre pasado en la sede del Congreso del Estado de Yucatán con el diputado por Tizimín, Esteban Abraham Macari, presidente de la Comisión de Desarrollo Agropecuario.
En ella, los productores agrícolas Carlos Solís y Héctor Merino, el apicultor y presidente de la cooperativa Kaabi Hool de Tizimín, Fernando Rojas Lagunes, los comisarios municipal y ejidal de Yaxchekú, Víctor Cimé Euán y Tiburcio Castillo Tut, respectivamente, y el coordinador de la Alianza Nacional Apícola, Arturo Carrillo, expusieron los daños en la región al también presidente de la Unión Ganadera Regional del Oriente de Yucatán (UGROY), quien reconoció plenamente que las fumigaciones aéreas causan graves afectaciones y expresó su total disposición y apoyo tanto como diputado y como líder ganadero para buscar soluciones a este problema.
Los representantes de la APSAY tuvieron una reunión el pasado martes 11 de octubre en las oficinas de la Secretaría de Desarrollo Rural del Estado de Yucatán (SEDER), con su titular, Jorge André Díaz Loeza, quien estuvo acompañado del director de Sanidad Agropecuaria, Gerardo Solís Pasos y del director de Agricultura, José Manuel Bolio García. En esta reunión el secretario mostró una total comprensión de la gravedad del tema y ofreció todo el
apoyo de la secretaría a su cargo para resolver este problema y se manifestó por poner un alto a estas prácticas en todo el territorio yucateco.
El acuerdo entre la SEDER y la APSAY fue llevar a cabo una reunión con los líderes ganaderos del estado para buscar acuerdos y soluciones que eviten las fumigaciones aéreas.
El encuentro con los líderes ganaderos fue el pasado jueves 20 de octubre en las instalaciones de la UGROY en Tizimín. Asistió Esteban Abraham Macari, tanto en su carácter de diputado estatal como en el de presidente de la UGROY; también asistieron los presidentes de la Unión Ganadera General Regional de Yucatán (UGGRY) y de la Asociación Ganadera Local de Tizimín, Roger Díaz Mendoza y Leonel Polanco Solís, respectivamente.
Por parte de la SEDER asistieron el secretario Jorge Díaz y el director de Sanidad Agropecuaria, Gerardo Solís y por parte de la APSAY asistieron los productores agrícolas Carlos Solís, Héctor Merino, Jacobo Ek y Gaspar EK, el apicultor y presidente de la cooperativa Kaabi Hool de Tizimín, Fernando Rojas Lagunes y el coordinador de la Alianza Nacional Apícola, Arturo Carrillo.
El secretario Jorge Díaz, que también es propietario de un rancho ganadero, afirmó que él tampoco las realiza y resaltó que este método de aplicación simplemente no es correcto ya que ocasiona serios daños a la apicultura, el agua y el medio ambiente. Roger Díaz, presidente de la UGGRY, afirmó que si bien la contaminación ambiental y la pérdida de apiarios a causa de los agrotóxicos son problemas graves, para él lo más grave, ya que es médico de humanos, es el daño a las personas, a lo que Arturo Carrillo comentó que hay estudios realizados en la Península de Yucatán que demuestran la presencia de plaguicidas en concentraciones preocupantes tanto en agua de pozo, agua potable, agua purificada y orina como en leche materna, en este último caso, vinculado a cáncer cervicouterino y de mama.
Fernando Rojas, presidente de la cooperativa de apicultores Kaabi Hool, resaltó que si no aparecen más denuncias mediáticas o legales de daños a apiarios provocados por plaguicidas, no es porque no se den, sino porque los apicultores, que normalmente son pequeños productores, no hacen las denuncias debido a que no tienen los medios ni la esperanza de que se les haga justicia; así, mejor dan por perdidas sus abejas y no se enredan en una denuncia, lo que para ellos es una total pérdida de tiempo y dinero.
Héctor Merino, productor que ha incorporado prácticas sostenibles en la producción agrícola, afirmó que el daño ocasionado a su papayal se
dio a mil 800 metros del lugar de la aplicación, y los comisarios de Yaxchekú afirmaron en su momento que en su comunidad, que se encuentra a cuatro kilómetros del sitio de aplicación, se percibió un fuerte olor a herbicida. Esto demuestra cuánto es capaz de desplazarse la nube tóxica.
Los agricultores de la APSAY, Jacobo Ek y Gaspar Ek, quienes también trabajan bajo modelos de agricultura sostenible, explicaron que las fumigaciones vienen de años atrás y que se han realizado tanto con avioneta como con helicóptero, y que las fumigaciones recientes son sobre el monte ya crecido, de hasta cinco o seis metros, sobre pastizales abandonados hace años, con el fin de abrir espacios para más pastizales. Debido al tamaño del monte, el helicóptero tiene que elevarse y fumigar a alturas por encima de los siete u ocho o hasta diez metros, lo que aumenta su capacidad de deriva considerablemente.