Viajar como método para conocer nuestros elementos de infelicidad
Por: Daniela Herrera
4 predictores de infelicidad
Desde tiempos muy antiguos, filósofos, escritores, científicos han estudiado el concepto de la felicidad, aspirando a definirla y sobre todo intentando determinar cuáles son los factores que influyen en el ser humano para conseguirla, y por supuesto la tarea aún no está terminada.
La felicidad es un concepto tan amplio, subjetivo y tan diverso, como personas hay en el mundo.Sin embargo, hay elementos que nos permiten determinar si vamos por buen camino.
Hace tiempo, escuché un podcast de la Psicóloga, Mariana Mammoliti, en el que explica que existen cuatro predictores de infelicidad, focos rojos que cada ser humano debe atender.
Pero ¿qué tiene que ver esto con viajar? Pues resulta qué viajar nos otorga la oportunidad perfecta para conocer si en nuestra vida están presentes o no estos predictores.
Predictor número 1. Búsqueda desproporcionada del placer.
El placer es un Dios falso, superficial y por supuesto insuficiente para hacernos sentir plenos.
Un ejemplo dañino de esta búsqueda de placer son los ludópatas, quienes se preocupan únicamente por el placer momentáneo que les otorga la apuesta, pero que no tienen una planeación a futuro sobre la vida, el logro de sueños y la satisfacción de todas las necesidades humanas.
Viajar, además de qué se nos manifiesta como un escenario para comprender nuevas formas de vida, también nos despierta nuevos deseos y aspiraciones.
Predictor número 2. Acumular bienes materiales.
Hay diversos estudios científicos que estudian el nivel de relación entre la posesión de bienes materiales y la felicidad, concluyendo que una vez que las necesidades básicas están cubiertas, no existe relación alguna, tener una casa grande podrá darte una satisfacción momentánea, pero una vez que te has acostumbrado, la casa grande no te hará más feliz.
De tal forma que lo verdaderamente importante son las experiencias, los momentos, la compañía y sobre todo el autodescubrimiento de nosotros mismos. ¿No es viajando cuando descubres que ver el amanecer en la playa con la persona que amas no tiene precio?
Predictor número 3. Querer siempre tener razón.
Completamente acostumbrados a nuestra rutina, trabajo, y forma de vida, puede llegar el momento en el que se piensa que se sabe todo, nadie tiene algo que enseñarnos y por tanto nos cerramos a nuevos conocimientos: “Quien cree que sabe todo, no aprende nada”.
Salir de la rutina, viajar a otros lugares, conocer otras culturas, es sumamente enriquecedor, nos hace abrir nuestra mente hacia nuevas formas de vida.
El que no ha salido de Monterrey, pensará que la mejor carne asada es regia, ojalá un día vaya a Sonora.
Predictor número 4. Ser siempre positivo.
Mantenerse siempre positivo es un síntoma innegable de evasión, el mal existe y nosotros sencillamente debemos afrontarlo, ser siempre positivos quita la posibilidad de ver los problemas a los que nos enfrentamos y, por supuesto, de resolverlos, pero es justamente resolviendo los problemas de nuestra vida cuando llegamos a la plenitud, a la satisfacción que nos da ser capaces de superar los obstáculos.
Por más planeado que lleves un viaje, siempre te encontrarás con algo inesperada, desde un atraso en el vuelo, hasta cosas más críticas en el que debes de poner a prueba tus capacidades. ¿Cómo te vas a enterar de lo que eres capaz de hacer, si nunca te enfrentas a la vida?
Conclusión
Como dijo Aristóteles, la felicidad es el supremo bien y el fin último del hombre; lograr ser feliz no es una tarea sencilla, por ello conviene reflexionar sobre los predictores de infelicidad, realizar un examen de conciencia y conocernos a nosotros mismos.
A las almas viajeras y curiosas, y también para las que no lo son, les recomiendo viajar, por supuesto NO a todos les dará felicidad per se, pero no se dude que descubrir nuevos horizontes te lleva a un autodescubrimiento renovador, y si tienes mucha suerte podrás identificar algunos de los predictores, darle un giro a tu vida y lograr la tan anhelada felicidad.
Viajar no es una fórmula mágica, ni tampoco la única vía de autoconocimiento, pero sí la que me ha sido más efectiva a mí y por ello te lo recomiendo.
Un país tan diverso y multicultural como México, para una vida resulta sin fin.
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