César Antuña se retira del Tribunal de los Trabajadores: se va con pensión vitalicia
El corrupto magistrado protegía a los alcaldes y daba largas a los trabajadores que presentaban denuncias por despidos injustificados
MÉRIDA, Yucatán.- El corrupto chantajeador baja lana de César Andrés Antuña Aguilar, que protegía a alcaldes a cambio de dinero y les daba largas a los trabajadores que se quedaban sin justicia, se retira voluntariamente como Magistrado Presidente del Tribunal de los Trabajadores al Servicio del Estado y los Municipios de Yucatán, con todo y su pensión vitalicia.
María Carolina Silvestre Canto Valdés, presidenta del Tribunal Superior de Justicia de Yucatán, es quien firma la solicitud ante el Congreso para el retiro de Antuña, quien les bajó millones de pesos a los alcalde demandados por trabajadores.
En el 2021, el PRI y su títeres en el Congreso ratificaron a César Antuña por un periodo de nueve años, con lo cual se volvió inamovible. Se interpusieron amparos para detener esta aberración, pero no procedieron.
Hoy sorpresivamente se analiza en el Congreso su solicitud de retiro con pensión vitalicia incluida, tal como hicieron los magistrados del Tribunal Superior de Justicia a los que se les otorgó el retiro de manera anticipada.
NEGROS ANTECEDENTES
Antuña Aguilar cobraba un sueldo por encima de los $100,000 mensuales, más bonos, vehículos y prestaciones, pero todo eso era para sus chicles, porque sus entradas jugosas son los negocios oscuros y la “protección” que les brindaba a los alcaldes que accedían, so pena de dictarles laudos condenatorios y ejecutarlos.
En septiembre de 2019, el Congreso no ratificó a Antuña, con una votación de 14 a favor de no ratificarlo por 11, en sesión del 1 de septiembre de 2019. Pero se amparó y los jueces corruptos le dieron el amparo.
Tras la derrota legislativa del PRI en el 2021, que permitió la Legislatura actual con mayoría panista, antes de que salieran los diputados del tricolor comandados por Felipe Cervera Hernández ratificaron por nueve años a Antuña para volverlo inamovible, pero finalmente hoy se va aunque con los bolsillos inflados por su pensión vitalicia más otros cuantiosos privilegios.