Ramírez Marín pide redoblar esfuerzos por el cuidado y preservación de las abejas
La ola de calor de todo el país, con temperaturas arriba de los 40 grados, tiene serias afectaciones en los polinizadores como las abejas
Cientos de apicultores reportan pérdidas por las condiciones climatológicas, falta de lluvia, calor, sequía e incendios.
MÉRIDA, Yucatán.- Pérdida de su hábitat por incendios, poca floración y evaporación de nectarios, entre otros, son algunas de las consecuencias que sufren las abejas y otros polinizadores ante la ola de calor que golpea a todo México, pero que ha sido particularmente extrema en Yucatán, con temperaturas que no se registraban en junio desde hace muchos años.
El calor provoca que los campos y montes se sequen y registren incendios, por lo que las abejas mueren, ya sea por la temperaturas o por hambre, al no encontrar suficiente alimento disponible, lo que, a su vez, impacta en la apicultura y la economía de las cientas de personas que se dedican a esta actividad en el estado.
“El cambio climático es innegable y estamos viendo sus efectos, desgraciadamente son negativos. No solo los humanos sufrimos por el calor insoportable que hemos vivido los últimos días, otras especies también y las abejas son unas de las más afectadas”, señaló el senador por Yucatán, Jorge Carlos Ramírez, quien ha sido impulsor del cuidado y preservación de esta especie, con su campaña permanente «Salvemos a las Abejas».
“Con esto, no solo se pierden los ejemplares, que son necesarios para la vida en el planeta, sino que se pone en riesgo una actividad fundamental y de la que, más de 7 mil personas y sus familias dependen”, reiteró el legislador.
De igual forma, se ha comprobado que ante el estrés de la falta de alimento y el calor, las abejas se vuelven inestables y más agresivas, lo que pone en riesgo a los apicultores de sufrir picaduras y conlleva un mayor peligro manipular las colmenas en estas condiciones.
Otro factor a considerar es la falta de agua, ya que con el calor, las pocas fuentes naturales con las que cuentan se evaporan, lo que las obliga a viajar más lejos en búsqueda del vital líquido, por lo que mueren de cansancio y agobio.
Ambos factores, la falta de comida y agua, obliga a los apicultores a comprar suplementos como azúcar y colocar fuentes de agua, lo que incrementa los costos para su cuidado y al final, los deja con un menor margen de ganancia de la venta de la miel.