Ni las hienas: vendía en 300 pesos a su hija a un tendero del pueblo
VALLADOLID.- Ni las hienas son tan desalmadas como María Asuri N.P., quien por 300 pesos «vendía» a su hija de 11 años a un tendero del pueblo de Tixcacaltuyub, comisaría de Yaxcabá.
No fue una, sino varias las ocasiones que la mujer llevó a la menor de edad para que tuviera relaciones con el sujeto en el monte, en brechas de carreteras del oriente de Yucatán. Luego de cada ultraje, la despiadada madre sostenía relaciones con el tendero, Florencio X.P., en el auto del violador.
Siete meses estuvo prófuga María Asuri, quien ya fue detenida y presentada ante la juez de control de Valladolid, Claudia Crisol Antonio Mayor, quien la vinculó a proceso por los delitos de trata de personas, en la modalidad de prostitución ajena, violación equiparada continuada y corrupción de menores.
Se le impuso la medida cautelar de prisión preventiva y se fijó un plazo de tres meses para que la Fiscalía Estatal continúe la investigación complementaria del caso.
El tendero y cómplice de la mujer en estas atrocidades sigue prófugo.
Sobre esta pareja de depravados pesan los cargos de trata de personas en la modalidad de prostitución ajena, violación equiparada continuada y corrupción de menores continuada, pues el sujeto ultrajaba constantemente a una niña desde los 11 años, con la complacencia de la madre que también se acostaba con este individuo.
En agosto del 2018 J.M.A.N., padre de la menor y denunciante, dijo que llegó a él su hija y le comentó que ya no quería regresar con su mamá a Tixcacaltuyub, pues la trataba mal.
El denunciante vive en Ticul y seis años atrás su esposa se llevó a sus tres hijos a Tixcacaltuyub, de donde es originaria, pues empezó a tener una relación sentimental con otro hombre y ella le impedía ver a los menores.
Meses antes de las atrocidades, el mayor de los hijos escapó de la custodia materna, se fue con su papá y le dijo que no deseaba regresar con su madre, porque lo maltrataba mucho, lo castigaba sin motivo y lo dejaba sin comer.
Debido a ese antecedente, JMAN acogió a la menor y al poco tiempo la niña le contó a su papá que cuando ella tenía 11 años, la pareja de su madre se quedó sin trabajo y un día la mujer le dijo que tendría que ayudarla a pagar las deudas que había contraído.
Un día llegó hasta la casa en la que vivían en Tixcacaltuyub un auto blanco y su mamá le dijo que la acompañara a Yaxcabá. La niña vio que al volante iba Florencio, dueño de la tienda Diconsa, y las llevó hasta una brecha de la carretera que comunica con la cabecera.
Ahí su madre le dijo que tendría que acostarse con el sujeto, pues no tenía dinero y el tipo, sin más, la bajó del auto y en el monte la ultrajó.
Al regresar al auto, pues ya estaba oscuro y en el lugar hay muchas serpientes, la hicieron que se sentara en el asiento del copiloto, pues en la parte de atrás su madre y Florencio tuvieron relaciones sexuales.
Luego, Florencio las llevó a la casa de la mujer y al bajar del vehículo vio cuando su madre recibía del sujeto 300 pesos. A partir de ese día los ataques se repetían hasta dos veces por semana, sin faltar los domingos y para que no se embarace su mamá la obligaba a tomar pastillas.