De ánimas a calacas, alebrijes y catrinas
A diferencia de las generaciones de antaño, hoy los yucatecos han perdido la espiritualidad que caracterizaba a fechas como el Día de Muertos, en las que no había calaveras o gente con el rostro pintado simulando a espectros (osos pandas, les dicen algunos de broma).
Los relatos que antes se contaban, de hechos sobrenaturales que ocurrían por estos días, no tenían representación, eran espíritus que nadie veía, eran ánimas.
«Ya están llegando las ánimas», decían los abuelos. «Ya se sienten».
Todo quedaba en el plano espiritual. Si una puerta se cerraba de golpe, eran las ánimas, que incluso se atrevían hasta poner música en el tocadisco, pero nadie las veía.
Las únicas cosas materiales que ocurrían eran la preparación del pib, del chocolate y otras delicidas que se ponían en la mesa de las ánimas. Nadie les decía altares, eran simplemente mesas para los fieles difuntos.
Hoy, tal vez producto de las migraciones de personas de regiones donde el Día de Muertos es más «material», hoy las ánimas ya se representan como calacas, incluso catrinas.
Este año también está programado un desfile de alebrijes y hasta de catrinas.
Entendemos que por el turismo, que tiene que sentir, ver y palpar, hoy los días de fieles difuntos sean coloridos, menos lúgubres de lo que eran hasta hace unas décadas cuando las ánimas eran eso, espíritus que eran capaces de manifestarse sin que lo viéramos.
Las imágenes que acompañan este texto son del fotógrafo Alejandro Poot Molina “Chelón”, y se exhiben en los bajos del Olimpo.