Espectáculos/Deportes

Bad Bunny, de cantar gratis en las ferias a cobrar lo que le viene en gana por sus conciertos

MÉRIDA.- Las vueltas que da la vida. En 2018, cuando Bad Bunny comenzaba la promoción de su música en México la gente lo que pagaba por verlo era de 15 a 20 pesos, es decir, el precio del boleto de acceso a las ferias donde se presentaba el Conejo Malo, algo así como el teatro del pueblo en la Feria Yucatán Xmatkuil, donde se presentan grupos musicales o artistas que apenas se dan a conocer.

Hoy, a cuatro años de distancia, los jóvenes no solo pagan hasta más de 9 mil pesos por asistir a sus conciertos, sino que encima hacen largas filas tanto presenciales como electrónicas para adquirir boletos de conciertos que se realizarán a fines de año.

Alrededor de esta frenética venta de boletos se cuentan historias fantásticas, como la de aquella jovencita que estuvo dispuesta a «ofrecer» su virginidad por un acceso a la presentación del rapero puertorriqueño.

También la historia de aquellas jovencitas que sin dinero hicieron fila y vía redes sociales consiguieron donaciones para comprarlos, y no consiguieron entradas de gayola (la parte más alta de la gradería de un auditorio, teatro o estadio) sino de primera fila.

Bad Bunny se ha convertido en un fenómeno musical para la juventud en Estados Unidos y varios países latinoamericanos, incluso más allá.

Su carrera no es larga y la comenzó en 2017 como artista independiente cuando estaba en la universidad y trabajaba en un supermercado para costear sus estudios.

Independiente de que guste o no su música, no deja de ser sorprendente este rápido ascenso del boricua, que ya ganó premios Grammy por Mejor álbum de música urbana y Mejor canción de rap/hip hop. Además estuvo nominado en otras categorías.

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