Profesora de Progreso denuncia amenazas y acoso policiaco contra su hijo
PROGRESO.- «Hago responsables a los policías municipales de lo que suceda a mi hijo», advierte con firmeza la profesora María Gualupe Flores Paredes, madre de Mario Alexander Valdez Flores, detenido arbitraria y brutalmente ayer al mediodía en el malecón de este puerto.
La de ayer no fue la primera ocasión que agentes de la policía municipal de Progreso detienen Mario Alexander, quien hace trabajos de mantenimiento, albañilería, plomería y otros.
El pasado 12 de marzo policías municipales lo detuvieron sin motivo y lo torturaron en las instalaciones policiacas ubicadas en la entrada del puerto por la carretera Mérida-Progreso.
La profesora María Guadalupe fue testigo de la brutalidad policiaca.
«Apenas me informaron que se llevaron a mi hijo me fui hasta donde me dijeron que estaban», recuerda. «Cuando llegué desde fuera vi varias patrullas (vehículos antimotines) estacionadas y me quedé ahí esperando junto con mi hija».
«De pronto las patrullas comenzaron a moverse menos donde estaba mi hijo y vi que lo bajaron, pero no lo ayudaron los policías sino que esposado lo aventaron hacia el piso, como si fuera un trapo», relata entre lágrimas la maestra.
«Yo les grité: malditos, desgraciados, lo van a matar, y de pronto vi que venía hacia donde estábamos mi hija y yo una mujer policía», agrega. «Pensamos que iba a orientarnos, pero en lugar de eso se me fue encima, me agarró del cuello y nos dijo que nos iba a detener a mi hija y a mí por ofender a los policías».
Durante el tiempo que estuvo detenido ese 12 de marzo, Mario Alexander fue víctima de torturas, salió de prisión golpeado y con una advertencia de que lo estarían «venadeando» hasta que caiga «la grande».
«Me lo entregaron todo estropeado, lo liberaron porque no hubo delito, así me lo dijeron los del Ministerio Público, que se portaron muy bien, hicieron bien su trabajo», indica la profesora.
«Cuando salíamos un policía me dijo que no iba a descansar hasta ver a mi hijo ‘en la grande’ (es decir, que acabe en el penal de Mérida)… creí que solo lo dijo, pero veo que sí cumplieron sus amenazas».
Desde aquella amenaza, policías municipales comenzaron a hostigar a Mario Alexander, pues lo seguían a todos lados buscando la ocasión propicia para volver a detenerlo.
Lo seguían cuando incluso cuando iba a comprar salbutes o cuando fue a entregar una de las mutualistas que organiza su madre.
La ocasión se presentó ayer, cuando Mario y su ayudante fueron a hacer un trabajo a un local del malecón, pero debido a un retraso de la dueña tuvieron que esperar a que llegara.
Para hacer tiempo, ambos trabajadores se sentaron frente al local y ahí les cayó la policía con el pretexto de que había un reporte contra ellos.
De nada sirvió la intervención de otras personas que alegaban que los jóvenes no estaban haciendo nada ilegal, solo estaban ahí sentados esperando.
Los policías se ensañaron contra Mario Alexander, quien a gritos pedía a los testigos que lo ayudaran.
El trabajador se resistía, pues ya sabía que en manos de la policía municipal de Progreso le esperaban torturas y fabricación de delitos para llevarlo «a la grande».