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Los retenes de Zacarías en Progreso, el lunar de la visita al puerto

Son ejemplo de cómo un funcionario no apto para gobernar convierte una medida de seguridad en negocio de unos cuantos.

MÉRIDA, Yucatán.- Tras hacer su agosto durante las vacaciones de Semana Santa, Julián Zacarías se frota las manos ante las ganancias que espera obtener de los retenes alcoholímetros durante el verano.

Alegando que es por la seguridad de los visitantes, estos retenes se han vuelto un negocio para las autoridades municipales de Progreso, que se han engolosinado tanto que rayan en el acoso a los conductores.

No podemos olvidar que fue en un retén alcoholímetro donde golpearon a un ciudadano, que a la postre falleció por la paliza que le propinaron los policías municipales.

Por el contrario, en los retenes tienen paso libre los mototaxis, aunque sus conductores estén alcoholizados. Precisamente uno de estos motoxistas ebrio causó una tragedia el verano pasado, que enlutó a una familia de Flamboyanes Progreso.

Las ganancias de este negocio son tan buenas que el alcalde no duda en ir a couchear a sus policías a los retenes, como se vio durante la Semana Santa.

Los retenes de Progreso son ejemplo de cómo una buena medida puede torcerse en manos de políticos que solo piensan en inflar sus bolsillos, a costa de la gente.

Si al menos mejorara la seguridad en Progreso, uno podría decir es una por otra, pero el principal puerto yucateco no deja de ser un foco rojo, con problemas sociales y de inseguridad que no se ven en ningún otro municipio del estado.

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